Hemos perdido el sentido sagrado y espiritual de la sexualidad, creyendo que los instintos naturales y primarios de nuestros cuerpos son bajos o que carecen de valor, poniéndolos en un plano de mera sobrevivencia. Es necesario recobrar la dimensión inmensa, sagrada y vibrante, de conectarnos con nuestros instintos primarios y sexuales.
Hay una puerta que hoy en día se nos hace urgente tocar, un amplio portal que sentimos nos llama para ser descubierto, escuchado e integrado cada día más en nuestra realidad corporal, emocional, psíquica y espiritual.